Integrantes del P.O.V.I. confirmaron la reaparición del resplandor incandescente característico sobre la cima durante la madrugada del 5 de febrero, señalando el inicio de un nuevo ciclo anual de actividad magmática. Una comparación entre las fechas de ascensos de la columna inmediatamente anteriores, revela que el ascenso actual se manifestó 21 días antes que el ascenso de 1998 y 25 días antes que el de 1997.
El día 21 de febrero, aproximadamente a las 13 hora local, se advirtieron varias exhalaciones menores de gases y ceniza.
Se observó incandescencia sobre la cima los días 10, 29 y 31 de marzo, con una intensidad débil y una frecuencia explosiva entre 15 y 20 segundos. Se presume que la columna basáltica aún no alcanza su nivel de equilibrio hidrostático en el fondo del cráter.
El 29 de marzo, aproximadamente a las 22:00 hora local, se advirtió una emisión aislada de piroclastos incandescentes con proyección vertical (fuente de lava) y de corta duración. El 31 de marzo, aproximadamente a las 21:00 hora local, se repitió el mismo fenómeno. Ambos episodios tendrían su origen en la obturación parcial del conducto emisor y no en un incremento temporal en la energía explosiva, tal como se documentó, por ejemplo, en mayo de 1997.
El sismo del 27 de marzo, 08:13 hora local, fue catalogado como tectónico y por lo tanto no guarda relación con el volcanismo del Villarrica (Fuente: DGF, U. de Chile).
El andinista J.E. Floody observó el 17 de abril abundante emisión de gases, fuertes señales acústicas intermitentes de desgasificación desde la profundidad del cráter y la extrusión explosiva de "chorros de lava a un ritmo muy discontinuo" (explosiones estrombolianas). En una oportunidad el material incandescente habría alcanzando el borde del cráter (Fuente: Prof. Claudio Villegas. Pucón).
Durante los días 3 y 17 de mayo se detectó un aumento notorio en la intensidad del resplandor incandescente proveniente del fondo del cráter. Durante la noche del día 3 de mayo, se manifestaron explosiones rítmicas de tipo estromboliano, con una intensidad de 4 en una escala del POVI de 0 a 5. Durante las últimas horas del día 17 de mayo, el fondo del cráter mostró un resplandor incandescente fuerte (4), aparentemente acompañado por la emisión de pequeñas bocanadas de cenizas.
El 19 de mayo, entre las 16 y 17 hora local, el volcán emitió bocanadas intermitentes de cenizas y gases.
Desde la madrugada del día 9 de junio y por espacio de varias horas, se observó exhalaciones de cenizas y gases. La nieve y el hielo sobre los flancos sumitales habría sido afectada en algunos sectores por una ligera precipitación de cenizas. Posterior a este evento, de probable origen freático (contacto agua-magma), el color de la fumarola se tornó normal.
El 31 de julio, aproximadamente a las 16 hora local, se observó pequeñas exhalación de gases con material particulado por espacio de aproximadamente una hora.
Los días 21, 22 y 23 de agosto se volvió a observar actividad magmática, finalizando de esta manera un período de pausa de casi 3 meses.
Durante la mañana del 10 de septiembre se observó exhalaciones de cenizas y gases intermitentes de baja altura e intensidad.
A mediados de septiembre un episodio freático de gran envergadura habría cubierto el flanco E del volcán (hacia Palguín) con un lóbulo de tefra de aproximadamente 5 Km². Los colaboradores del P.O.V.I. no observaron esta erupción que habría tenido lugar el 15 (?) de septiembre (El Mercurio, 16 de noviembre 1999). Los dos grandes acontecimientos explosivos anteriores, el 26 de septiembre de 1994 y 14 de septiembre de 1996, también ocurrieron en el mismo mes, coincidiendo con el inicio de la ablación del mayor volumen anual de nieve y hielo acumulado durante el invierno Austral.