Durante agosto y septiembre de 1991, se advirtió un aumento en la emisión de gases y actividad explosiva. El 30 de Agosto se observó la presencia de pequeñas bocanadas de cenizas y explosiones continuas. El 17 de septiembre se registró la emisión de cenizas y una pluma de gases de unos 1.000 m. de altura. La actividad microsísmica fue catalogada como normal (SEAN, Vol. 16, n. 8).
El 28 de Mayo de 1992 aumentó la actividad microsísmica, sin que se tenga conocimiento de la actividad en el interior del cráter (SEAN, Vol. 17, n. 5).
El 11 de Septiembre de 1992, se generaron una serie de explosiones freáticas con una frecuencia de unos dos minutos y una altura de emisión estimada en 300-400 m. Durante este episodio se advirtió la emanación de una fumarola intensa (SEAN, Vol. 17, n. 9).
El 3 de Noviembre de 1992 se documentó la ocurrencia de alrededor de 240 explosiones durante un lapso de 3 horas. Esta actividad culminó con una potente explosión de cenizas y gases que cubrió un área de aproximadamente 50.000 m² en el flanco NW. Andinistas confirmaron el crecimiento de un nuevo cono de piroclastos con dos aperturas activas en el fondo del cráter. Éstas muestran intensa actividad explosiva, acompañada de ruidos volcánicos. Este aumento de actividad coincidió con un incremento en la amplitud y frecuencia de la sismicidad (SEAN, Vol. 17, n. 10).
Un volcanólogo británico asciende hasta la cima el 17 de Noviembre de 1992 y relata sobre la emisión continua y vigorosa de volátiles tóxicos desde una boca incandescente activa de unos 5 m de diámetro. La expulsión explosiva de lava presentaba una frecuencia de 5 a 10 min. y el volumen de material extruido en cada episodio fue estimado en 2 m³ (SEAN, Vol. 17, n. 11). Esta actividad habría continuado durante el mes de Diciembre (SEAN, Vol. 17, n. 12).
En Junio de 1993 aumenta la cantidad de sismos profundos (entre 2 y 10 km.) con respecto a Marzo, Abril y Mayo del mismo año (SEAN, Vol. 18, n. 6).
El 26 de Septiembre de 1994 se observó la emisión de 4 nubes de cenizas a intervalos de un minuto. La última emisión fue descrita como la de mayor magnitud, coincidiendo con un sísmo volcánico perceptible en la base del volcán. Como consecuencia de esta actividad, gran parte de los flancos fue cubierta por una capa de particulas de diferente espesor. Testigos confirman en esa misma fecha la existencia de un resplandor incandescente nocturno sobre la cima (SEAN, Vol. 19, n. 10).
El 25, 29 y 30 de Diciembre de 1994 se informó de la ocurrencia esporádica de emisiones de ceniza y gases (principalmente dióxido de azufre). No se describió el tipo de actividad en el interior del cráter (SEAN, Vol. 19, n. 12).
El 15 de Febrero de 1995 un equipo de geólogos chileno-británico efectúa un reconocimiento aéreo del volcán y confirma la existencia de una apertura incandescente de unos 20 m. de diámetro en el fondo del cráter (SEAN, Vol. 20, n. 2).
A mediados de Abril de 1995 hubo expulsión balística de material piroclástico hasta los bordes del cráter. Esta actividad estuvo asociada con la formación de un nuevo cono de escorias y abundante sismicidad. Desde el 1 de Mayo la actividad sísmica decayó y se presumió el colapso del cono intracratérico detectado en Abril (SEAN, Vol. 20, n. 4).
Rolf Haubrichs (LAVE-Genéve, Suiza) visitó la zona el 2 de junio de 1995. El Villarrica mostró un alto nivel de actividad evidenciando peligro de erupción (L'Association Volcanologique Europeenne, n. 56, Agosto de 1995, Francia).